(Salen 10 mini o uno grandote)
—Primero que nada, prendé el horno y ponelo a temperatura media.
—Tamizá juntos 1 ½ tazas de harina integral fina, 1 ½ taza de harina 000, 3 cucharaditas de polvo
para hornear, 1 cdita. de sal fina, ½ cdita. de bicarbonato de sodio, 10 nueces
picadas, ½ taza de pasas de corinto, 5 damascos turcos picados grueso, 1 cdita
de canela en polvo.
—Aparte, mezclá 3 huevos batidos sin heroísmo, 50 g de
manteca derretida, ½ cdita. de semillas de anís, ½ cdita. de jengibre fresco
rallado, ½ cdita. de ralladura de naranja, ¼ cdita. de nuez moscada rallada, 1
pin de pimienta negra molida y 2 tazas de puré de calabaza (yo uso anco, y queda
mejor si se cocina sin sumergirlo en agua, es decir: al horno o al vapor). Ah, ojo! si no te gustan tanto como a mí las especias, mejor ponele un poco menos.
—Uní las dos preparaciones (si al revolver empieza a dolerte
el bíceps, agregale un poco de leche vegetal o leche descremada).
—Volcá la mezcla en moldecitos de papel llenando hasta ¾ de
la capacidad.
—Metelos en el horno, ni muy abajo ni muy arriba, y dejalos más o menos 40 min.
(depende del horno. En caso de duda, el viejo truco de atravesarlos con un palito de
brochette cuando parece que están todavía funciona).
—Una vez cocidos, aguantá como puedas pero dejalos que se
enfríen.
—Cuando estén fríos, clavales varias veces un tenedor en la superficie y después pincelalos con almíbar caliente de naranja (se hace hirviendo partes iguales de jugo de naranja
exprimido y colado y azúcar hasta que espese).
—Cuando el almíbar esté bien seco, decoralos con glasé,
cerezas al marrasquino, pedacitos de damascos, o con lo que te dé la gana.
Ñam!